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El “Jardín de las Delicias” del pintor neerlandés Jheronimus Bosch (Bosco), es una de las obras más significativas y emblemáticas de la historia del arte. Su gran contenido simbólico, cargado de diversas temáticas religiosas, cosmogónicas y sociales, ha sido sujeto de múltiples estudios y generado gran variedad de interpretaciones. Hablar del Bosco, es mencionar a uno de los grandes exponentes de la escuela flamenca de pintura y del arte en general. 

 

Esta obra, como muchas otras obras del Bosco, fueron adquiridas por el rey Felipe II de España, quien fue un gran admirador del pintor. Mismas que fueron guardadas por varios siglos en el monasterio de El Escorial. Actualmente, esta obra se encuentra en exhibición permanente en el Museo del Prado, en Madrid, donde ingresó como depósito del Patrimonio Nacional en 1939. 

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Es considerada como una de las obras más fascinantes, misteriosas y populares de la historia del arte. La cual, atrae al público por sus detalles oníricos, tortuosos, diabólicos, e incluso, divertidos y humorísticos. Aludiendo a esta última descripción, en este blog nos ceñiremos al, si no trascendente, sí gracioso e ingenioso hecho de que el infierno está cargado de elementos musicales. Y más aún, que en las nalgas de uno de los personajes se encuentra escrita una melodía oculta en notación medieval.

Así que acompáñame a describir este misterioso y tortuoso culo del infierno: de dónde viene, dónde está ubicado, cuál es su propósito dentro de la obra, así como el contexto pecaminoso en que transcurre la interacción de estos elementos pictóricos. Esta es una obra que nunca se acaba de contemplar por su riqueza, arte, simbolismo y misticismo. 

Antes de continuar les comparto el enlace donde pueden apreciar la imagen en alta resolución mientras van siguiendo el contenido de mi blog. “El jardín de las delicias del Bosco”

Descripción del cuadro: “El jardín de las delicias” del Bosco.

Como el resto de las obras del Bosco, esta obra carece de datación. En la exposición del catálogo del artista, celebrado en Rotterdam en el año 2001, se señala la fecha de su creación entre 1480 y 1490. Sin embargo, en el Museo del Prado se señalan las fechas 1500 -1505.  

Esta obra se compone de un tríptico que cuenta con dos vistas: estando el tríptico cerrado, o abierto. Esta última es la imagen más famosa con la cual se exhibe.

El tríptico cerrado en su parte exterior representa el tercer día de la creación del mundo. Se compone de un globo terráqueo, con la Tierra dentro de una esfera transparente. Solo hay formas vegetales sin contener animales ni personas. Sus colores denotan transparencia, blancura y pureza del aire; en contraste con un mundo poblado por la humanidad, este representa la fragilidad de la naturaleza antes del hombre. 

En contraparte, el tríptico abierto presenta, en el panel izquierdo, una imagen del paraíso donde se describe el último día de la creación protagonizado por Adán y Eva. Aquí figura Dios, el árbol de la vida, así como una gran variedad de vida animal. También se encuentran los pecados escondidos que serán desatados en la siguiente parte de la obra.

En la tabla central, se representa una verdadera locura desatada. Se presenta la lujuria, caracterizada en el acto sexual, seguido de un sin fin de placeres carnales, prueba de que el hombre ha perdido la gracia de Dios. 

Y por último, en el cuadro derecho tenemos representado la condena del infierno. Donde se muestra un universo apocalíptico, tormentoso y cruel, y se condena severamente al hombre por sus pecados. Aquí es donde se encuentra el alma que expele de su trasero la oscura música diabólica, la cual se pierde en el oscuro, onírico y tormentoso cuadro del infierno. 

La música del culo del infierno. “El jardín de las delicias” del Bosco.

El infierno musical.

Es interesante la asociación que hace el Bosco de la música con el pecado, y hasta el día de hoy se desconoce el motivo (¿o ustedes lo saben queridos músicos?). Pero esta tabla del infierno está cargada de instrumentos y elementos musicales, interactuando como herramientas de tortura con las almas en pena. 

Aquí se encuentran personas víctimas de arpas, laúdes, zanfonas, flautas, que se han entregado a los placeres de la vida profana. Se aprecian también de manera sombría y pesimista: glotones, avaros, lujuriosos, perezosos, entre otras posesiones demoníacas, siendo castigados severamente por los tormentos del infierno a los que la humanidad está expuesta. 

En el infierno se describe un mundo hostil, opresivo y diabólico. Pictóricamente está compuesto por tonalidades sombrías y rojizas por las llamas del fuego del infierno. Esta tabla, a su vez, se divide en 3 niveles: superior, medio, inferior. 

Es la parte inferior del infierno musical, es donde se encuentra nuestro personaje de estudio. Es aquí donde los pecados capitales se hacen presentes en un cúmulo de expresiones locas y oníricas , grotescas y humorísticas, y donde el autor hace referencia a un desastre de las pasiones más mundanas: pereza, lujuria, y gula. 

También en esta parte inferior, un gran laúd aplasta a un condenado al que sólo se le ve la mitad del cuerpo, y sobre las nalgas tiene escrita una partitura. A un costado, una criatura diabólica rosada muestra un gran interés por la pieza musical, alarga su lengua reptante y parece dirigir armoniosamente  a sus condenados. 

Ante esta expresión cosmogónica de lo que sucede en el infierno queda aún la incógnita sobre cómo sonaba esta melodía impresa en uno de los cuerpos torturados de esta masacre pictórica y quedó oculta por varios siglos, hasta hoy.

El infierno musical. Una obra altamente simbólica.

Esta sección muestra una serie de figuras grotescas, criaturas fantásticas y objetos inusuales en medio de un entorno caótico. La música parece ser un elemento presente en esta sección, ya que se pueden ver varias figuras que tocan instrumentos musicales extraños y deformados.

El uso de la música en esta parte de la pintura puede interpretarse de diferentes maneras. Algunos expertos sugieren que la presencia de la música en este “infierno musical” podría representar el caos y la degeneración moral de la humanidad. La música en este contexto podría ser vista como una expresión de la indulgencia descontrolada y la decadencia que se exhibe en todo el panel central.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que “El Jardín de las Delicias” es una obra altamente simbólica y su interpretación puede variar según el punto de vista del espectador. Las imágenes y los temas presentados en la pintura son complejos y han sido objeto de debate y análisis a lo largo de los años. La sección que mencionas, con su representación del “infierno musical”, es solo una pequeña parte del rico y enigmático conjunto de imágenes que componen esta obra maestra de El Bosco.

Una cacofonía irredenta de los placeres del pecado.

Recientemente, un estudio realizado por Amelia Hamerick, una estudiante estadounidense de artes de la Oklahoma Christian University, reveló esta música oculta del trasero en cuestión del Jardín de las Delicias del Bosco. Entonces, qué mejor que tener una experiencia multimedia sobre la cacofonía de este convulso multiverso de expresiones fantásticas, oníricas y extrañas.

Te invito a escuchar este fragmento, observando al mismo tiempo la imagen del cuadro que te compartí en este artículo. En él podemos apreciar los intervalos distantes y disonantes de esta música, los cuales no parecen encontrar un reposo ni estabilidad tonal. Es característico encontrar el “Intervalo del Diablo” tanto en la introducción como en la coda.

(Arreglo de James Spalink bajo la transcripción de Amelia Hamrick).

 

Seguramente al Bosco le hubiera gustado ver la gran popularidad que ha alcanzado su obra, la cual sigue vigente y vibrante hasta nuestros días. Así como la polémica y dudas que ha causado su arte a poco más de 500 años de su muerte. 


Por Ernesto Tonatiuh

Director de la Academia de Formación Artística Música Proyecta.

Te invitamos a seguir leyendo en nuestro blog: “El violinista que vendió su alma al diablo”

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