Transcurría la mañana del 11 de septiembre de 1971, cuando miles de jóvenes expectantes se congregaron en un enorme descampado al sur de Valle de Bravo, en la localidad de Avándaro. Con ellos: coches, combis, autobuses, tiendas, banderas, melenas, chaquetas y vestimentas acampanadas. Convocados por un aire de paz, convivencia, esperanza y liberación, frente a un escenario raquítico y pequeño. Hacinados y enlodados todos, asimilando la lluvia en la mejor noche de sus vidas. Mientras, los artistas que subían al escenario quedaban pasmados con la gigantesca explanada de alfombra humana moviéndose al ritmo de la música. Era el inicio del festival de Avándaro.
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Los jóvenes de aquellos días lluviosos, encontraron su influencia directa en el movimiento contracultural estadounidense de los años 60 ‘s. El cual, se caracterizaba por estar en contra de las estructuras sociales imperantes, la paz sobre los levantamientos bélicos, y la música psicodélica y de protesta como signo de liberación. Como también, el uso abierto de las drogas y el ejercicio libre del amor. Su trascendencia se gestó en el antecedente del Festival de Woodstock de 1969, en Estados Unidos. Así, por la magnitud del evento, los antecedentes, y sus repercusiones sociales y musicales, Festival de Avándaro es hasta nuestros días, el evento más grande de la historia del rock en México.
La juventud mexicana, heredera de los dolorosos antecedentes de la matanza de Tlatelolco en 1968 y la matanza del jueves de Corpus meses antes del festival. Estaba deseosa de ejercer su derecho a expresarse y dejar atrás las ataduras del régimen político imperante de aquel tiempo. El rock fue el vehículo ideal que desprendía la liberación de los jóvenes y los dotaba de identidad propia. Es esta generación que medio siglo después aún grita con orgullo ¡Yo estuve en Avándaro!
Antecedentes del Festival de Avándaro.
Durante los años 60 ‘s, comenzó a gestarse en México un movimiento vanguardista e innovador que se llamó “la onda chicana”. En el cual, la creatividad e inventiva de las bandas mexicanas comenzaba a adquirir un lenguaje propio, dejando atrás los covers traducidos al español de las bandas de habla inglesa. Este movimiento logró encajar en la ideología del movimiento contracultural presente en la juventud. Avándaro, representó la síntesis musical e ideológica de este movimiento único, que en palabras de Luis del Llano, partícipe de este festival “el rock comenzó a perder su inocencia”
En la crónica, la idea era que los grupos musicales se presentarán el sábado por la noche y que el domingo se realizaran las ya acostumbradas carreras de coches en un circuito cercano. El festival originalmente se llamó “Festival de Rock y Ruedas de Avándaro”. Justino Compeán, fue uno de los organizadores del evento musical, quien en ese entonces trabajaba para la empresa de publicidad McCann Erickson. Sin embargo, como ya sabemos, el evento se le salió de las manos y las carreras se suspendieron. El rock y la multitud enardecida lo habían acaparado todo. (1)
Compeán había conseguido que empresas como Coca Cola -–cuyo director de mercadotecnia de ese momento era Vicente Fox- patrocinaran el festival. También, había adquirido espacios de publicidad en Telesistema Mexicano (Televisa). Su modelo de negocio estaba contemplado para realizar el evento más veces al año en las ciudades de Guadalajara y Monterrey. Cosa que no sucedió, pues tras el evento, se inició una campaña de desprestigio y señalamientos contra los organizadores por parte del gobierno. (2)
La música del festival de Avándaro.
“Avándaro era lo único que le faltaba” a ese movimiento juvenil, cuenta Federico Rubli, autor de “Yo estuve en Avándaro”, quien tenía 17 años en ese entonces. Cuenta que vio personas de todas las clases sociales. Vio drogas, alcohol, desnudos. Vio las fallas técnicas del sonido, la gente enlodada y cómo la energía eléctrica se fue durante un tiempo. Sin embargo, asegura que el motivo fue “puro e inocente desmadre”. Durante el trabajo de investigación para su libro, comenta que en los expedientes solo se registran 2 personas hospitalizadas por intoxicación, que contrasta con la gran muchedumbre de más de 300 mil personas que acudieron ese día. (3)
Entre las bandas de tocaron se encuentran: Los Dug Dug’s, El epílogo, La División del Norte, Tequila, Peace & Love, El ritual, Bandido, Los yaki con Marita Campos, Tinta blanca, El amor y Three Souls in My Mind. La número 12, Love Army, finalmente no actuó.
En el testimonio de Jorge Alarcón, ex bajista de la banda Tequila , cuenta que “lo que más queríamos era que se nos escuchara, porque las letras que estábamos exponiendo eran letras de libertad, [y también] nuestras inconformidades, que eran bastantes, por la guerra de Vietnam y lo que estaba sucediendo en México” (4)
Repercusiones del festival de Avándaro.
Después del festival de Avándaro, comenzó una campaña de desprestigio por parte del gobierno, preocupado por el nivel reaccionario de aquellos jóvenes que pudieran estar en contra del sistema. El rock se vino abajo en los siguientes 10 años en el país. La mayoría de las bandas se desintegraron o se fueron a Estados Unidos porque no había trabajo para ellos en México. Ya no se habló de Avándaro, se dejó de escuchar rock en la radio y la televisión.
Hoy en día es difícil encontrar música del festival en las plataformas musicales, así como conocer las canciones que se interpretaron, pues no hay mucha información disponible. El lugar donde se llevó a cabo el festival se llenó de casas de campo y ha sido imposible poner una placa conmemorativa.
Algunos de los músicos volverán a tocar por el 50 aniversario y esperan que se hable al fin de Avándaro, el gran festival de Latinoamérica que detuvo la historia del rock en México.
Hoy por hoy, aún resuena el grito de “Avándaro” que proyectó Sergio Figueroa, músico de la banda Tinta Blanca. Que aún sigue presente en los ecos de los mexicanos que añoraban divertirse y ser escuchados.
Conclusión.
El Festival de Avándaro marcó un antes y un después en la historia del rock mexicano, transformando la escena musical y reflejando las aspiraciones y desafíos de una generación que buscaba libertad y expresión. Más allá de la música, Avándaro simbolizó un momento de resistencia cultural y social, donde miles de jóvenes encontraron una voz colectiva contra la opresión y las injusticias de su tiempo. Aunque el festival enfrentó duras repercusiones y censura, su legado perdura como un hito de la contracultura mexicana, recordando el poder de la música como catalizador de cambio y unidad. En el 50 aniversario de este icónico evento, celebramos no solo su impacto en la música, sino también su significancia en la lucha por la libertad y la identidad juvenil en México.
El Festival de Avándaro sigue resonando en la memoria colectiva como un símbolo de resistencia y cambio. Para aquellos que sienten la llamada de la música y desean explorar este poderoso medio de expresión, aprender a tocar un instrumento puede ser una forma maravillosa de conectarse con esta rica herencia.
Libros y documentos del 50 aniversario de Avándaro.
YO ESTUVE EN AVÁNDARO. Edición 50° Aniversario.
Por Federico Rubli. Fotografía de Graciela Iturbide.
AVANDARO. Cuando el rock mexicano perdió la inocencia
Por Luis del Llano Macedo.
AVANDARO
“La Historia Jamás Contada”. Por Luis Fernando Enríquez Rocha.
Por Ernesto Tonatiuh.
Director de la Academia de Formación Artística Música Proyecta.
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Bibliografía:
(1, 2, 3, 4)Lambertucci, Constanza. “Avándaro, 12 Horas Que Marcaron La Cima Y La Caída Del Rock Mexicano.” EL PAÍS. September 11, 2021. Accessed September 16, 2021. https://elpais.com/mexico/2021-09-11/avandaro-12-horas-que-marcaron-la-cima-y-la-caida-del-rock-mexicano.html.