Amada Inmortal de Beethoven.
“Mi ángel, mi todo, mi propio yo…”
Primeras palabras de la carta a la Amada Inmortal.
Transcurría la noche del 7 de mayo de 1824. Habían pasado más de diez años desde la última aparición pública de Beethoven, y se presumía que no habría otra ocasión más. La sordera, esa afección progresiva que lo aquejaba gran parte de su vida había llegado a su punto insostenible en los últimos tres años antes de su muerte. Esa misma enfermedad lo había cargado de un carácter impulsivo y temperamental que impregnaba sus relaciones sociales. Pero que al mismo tiempo, fue el móvil para otorgar al mundo las obras más majestuosas de la música que el mundo había escuchado, como la de aquella noche.
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En esa velada, se estrenaba una obra que viniera a fungir como la síntesis total de la música occidental, la suma de las revoluciones sociales de su tiempo. Aquella música que no distinguía entre clases sociales y exaltaba finalmente la hermandad entre los seres humanos. Aquella que hablaba de la libertad y fraternidad entre las naciones. Una música que vibraba con los aires de la Revolución Francesa, y que llevaba gestándose tiempo atrás en el genio de Beethoven sin haber visto la luz hasta esa fecha. Esa noche de 1824, se estrenó la Novena Sinfonía.
¡Alegría, bella chispa divina,
hija del Elíseo!
¡Alegría, bella chispa divina!
(F. Schiller.)
Fragmento coral del 4 Mov. de la Novena Sinfonía de Beethoven.
Ludwig van Beethoven era un hombre que percibía los estímulos del mundo de manera sensible y muy profundamente. Que si bien materializaba magistralmente en sonidos una explosión de anhelos y sentimientos en un conato de catarsis, nunca en sus vínculos afectivos. Su relación con las mujeres nunca fue sencilla ni pacífica. Y es dentro de este torbellino de emociones que Beethoven escribió la carta a su Amada Inmortal, donde abre citando conmovedoramente las siguientes palabras: “Mi ángel, mi todo, mi propio yo…” En un leitmotiv arrebatado y extramusical que nunca pudo ver la luz.
Mucho se ha dicho de este genio alemán que funge como uno de los pilares de la civilización contemporánea. Beethoven, poseído de un carácter impulsivo e incontrolable, su música encontró una trascendencia revolucionaria y puso en el centro al hombre como creador de su propio mundo. Beethoven, el autor de una de las más grandes exposiciones de la cultura universal.
El enigma de la Amada Inmortal.
Una de las biografías más documentadas y extensas que he leído sobre Beethoven es la de Maynard Solomon (1978). Gracias a esta investigación, y a otras que realizaron previamente por investigadores como Schmidt-Görg (1957), (entre otros autores del siglo XX). Se ha podido esclarecer, desde una perspectiva humana, la relación del compositor con las mujeres. Ya sea desde un móvil que haya impulsado la creación de sus obras, como también, el análisis de la personalidad del compositor ante esta situación. Y así, situar al enigma de la Amada Inmortal en un contexto histórico específico.
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La Amada Inmortal (en alemán: Unsterbliche Geliebte), es una carta de amor escrita en lápiz en diez pequeñas páginas, la cual Beethoven nunca logró enviar. Fue encontrada entre sus objetos personales al momento de su muerte junto con el también famoso Testamento de Hilegestad. Hoy en día, se encuentra resguardada en la Librería Estatal de Berlín. La naturaleza de estos documentos describen una profunda amargura por sus afecciones de salud, emanadas también de sus infructíferas relaciones íntimas con las mujeres.
Después de un exhaustivo análisis sobre la procedencia del papel con otros diarios de Beethoven, así como su calendario de citas, se determinó que la carta fue escrita el 7 de junio de 1812 en un hotel de Teplitz. Donde el compositor había hecho escala para asistir al balneario de Karlsbad, en Bohemia.
“Adiós, ángel de mi corazón […]”
“Mi todo, mi felicidad, mi consuelo […]”
“Permanezco fiel a ti, tu fiel Ludwig,
me conoces, nadie más puede llenar mi corazón como tú […]”
Fragmentos de la carta a la Amada Inmortal.
Una de las causas que envuelven de misticismo a este documento es que Beethoven no especifica el año ni lugar de su escritura. Y lo más importante, no contiene destinatario. Debido a lo envolvente, íntimo y personal de la carta, ha causado revuelo entre los historiadores quienes aún se debaten por la correspondencia del amor de Beethoven.
Mediante estas conjeturas, los académicos han acortado la brecha sobre las posibilidades sobre quién pudiera ser la llamada “Amada Inmortal” de los anhelos del compositor. Gracias a las más recientes investigaciones, la disputa por el amor de Beethoven está entre Antonie Brentano y Josephine Brunsvik, quienes eran muy allegadas al músico. El debate se ha mantenido hasta nuestros días en un intenso trabajo detectivesco y especulativo.
Antonie Brentano Vs. Josephine Brunsvik. En búsqueda de la Amada Inmortal.
Antonie Brentano era una filántropa, coleccionista de arte y mecenas de varios artistas. Junto con su esposo, Franz Brentano, fueron amigos cercanos de Beethoven a lo largo de su vida (fue a Antonie Brentano a quién dedicó las “Variaciones Diabelli”). En relación a la carta a la Amada Inmortal, se especula que el compositor se abstuvo de nombrarla como un posible encubrimiento ante la relación marital de la señora Brentano. Sin embargo, la firme condición moral de Beethoven hace pensar que esta relación sentimental nunca haya existido.
“Nunca juzgues al corazón más leal de tu amor […]”
“Por siempre tuyo, por siempre mío, por siempre nuestro […]”
“Tu Beethoven, eternamente devoto a ti […]”
Fragmentos de la carta a la Amada Inmortal.
Por otra parte, Josephine Brunsvik es la otra contendiente real, quien conoció a Beethoven mucho antes que Brentano y con quien mantuvo una intensa correspondencia. De acuerdo con las investigaciones de las últimas décadas, se ha considerado la mujer más importante en la vida de Beethoven. El investigador y académico Schmidt-Görg (1957), publicó 15 cartas de amor que la pareja intercambió a lo largo de su vida. Y donde utiliza términos similares a los escritos en la carta a la Amada Inmortal: “mi ángel, mi todo” “mi único amor”, “eternamente devoto a ti”, y “por siempre fiel”. Investigaciones recientes apuntan a que la indicada Amada Inmortal es Josephine Brunsvik.
“Estás sufriendo querida… estás sufriendo”
“Donde quiera que estés, tú estás conmigo”
Fragmentos de la carta a la Amada Inmortal.
Brunsvik enviudó tempranamente en su vida, y tuvo la oportunidad de casarse con Beethoven, pero el matrimonio no se concretó porque el compositor no era miembro de la aristocracia. Por otra parte, Beethoven nunca se casó ni tuvo hijos, y siempre añoró la vida en pareja con su Amada Inmortal.
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Hombres ilustres, sus cartas de amor: A mi amada inmortal Siempre tuyo Siempre mía Siempre nuestros (Spanish Edition)
El enigma de amor sobre la carta a la Amada Inmortal, sigue siendo motivo de especulación, curiosidad y admiración por parte de académicos y melómanos. Habla de un hombre que lo dijo todo con el corazón de los sonidos, en una búsqueda anhelada por el corazón de una mujer.
Epílogo a la Amada Inmortal.
La carta a la Amada Inmortal de Beethoven sigue siendo un enigma que ha cautivado a estudiosos y amantes de la música a lo largo del tiempo. Refleja el profundo anhelo del compositor por una conexión amorosa que trascendiera su propia soledad. Aunque la identidad de su destinataria permanece en el misterio, lo más relevante no es tanto descubrir quién fue, sino apreciar la expresión sincera de los sentimientos de Beethoven. Esta carta es testimonio de la vulnerabilidad de un genio que, en su vida, nunca logró consolidar un vínculo afectivo estable, influenciado en gran medida por las limitaciones sociales de su época y su propia lucha interna.
En lugar de centrarnos exclusivamente en quién fue la Amada Inmortal, deberíamos valorar el contenido de la carta por lo que representa: una expresión de sentimientos que trascienden el tiempo y el espacio. En este sentido, el amor que Beethoven expresa no se reduce a una relación convencional, sino que simboliza el deseo de conexión y entendimiento en un mundo que, de muchas maneras, imponía restricciones tanto a hombres como a mujeres.
Basándome en la riqueza emocional de sus obras y la intensidad de su correspondencia, es evidente que Beethoven volcaba sus frustraciones personales en su música, creando obras de una trascendencia casi divina. Esta carta es, sin duda, una manifestación del mismo espíritu inquieto que dio vida a su Novena Sinfonía. La mezcla de anhelo romántico y sufrimiento que emana de la carta muestra el lado humano de un hombre cuya música, aunque universal, era profundamente personal. Más allá de la identidad de la Amada Inmortal, lo importante es que representa ese amor imposible que marcó toda su vida.
Por Ernesto Tonatiuh
Director en la Academia de Formación Artística Música Proyecta.
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Bibliografía:
1.- Solomon, Maynard. Beethoven. London: Cassel, 1978.
2.- “Immortal Beloved.” Wikipedia. October 31, 2021. Accessed November 11, 2021. https://en.wikipedia.org/wiki/Immortal_Beloved.