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Un joven de tan solo trece años y con la batuta en alto se divisaba, ante miradas atónitas, en una peana que sobresalía por encima de la banda estatal de Oaxaca. Había elegido la Obertura 1812, del compositor Piotr I. Tchaikovsky, cuyo marco situado en las guerras napoleónicas conmemoraba la resistencia rusa en contra del ejército francés. Una obra de carácter patriótico y festivo que evoca la fastuosidad y orgullo del ejército vencedor. La cual, en su dotación orquestal contiene salvas de cañones y campanas; que en esta ocasión, fueron sustituidas por las campanas de la parroquia cercana y el estruendo de los cohetones de feria. Esta música, interpolada en la pequeña capital oaxaqueña de los años 50 ‘s, debió irrumpir como un acontecimiento nunca antes visto. Ya se empezaba a hablar de Eduardo Mata.

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Sin temor a exagerar, Eduardo Mata fue uno de los más grandes directores de orquesta de su época. En él, confluye la tradición germánica que evocaba el canon establecido por Bruno Walter, Erich Leinsdorf, Kurt Masur y Carlos Kleiber. Este último, desde mi punto de vista, es con quien guardan una profunda conexión estética.  

Según su amigo Ruy Pérez Tamayo, comenta que Eduardo “no dirigía con las manos, sino con todo su ser, se movía amplia y generosamente, bailando con voluptuosidad cada nota y animando con su entusiasmo y su entrega completa y sin reservas a sus músicos”. Eduardo era un detallista de fondo con la música. Buscaba interpretar lo más profundo de la concepción de una obra musical para que resonara a nivel estético y filosófico en el alma de su público. Ese derroche de carisma y compromiso lo podían sentir las  personas que les tocaba verlo dirigir y quedaban electrizadas con sus conciertos. 

“Dirigía con todo su ser […] animando con su entusiasmo y su entrega completa y sin reservas a sus músicos”

Hablar de Eduardo Mata, es darle su lugar como uno de los más grandes exponentes de la música mexicana. Si hubiera que elegir solamente tres de los músicos mexicanos más importantes, se encontraría él, junto con Silvestre Revueltas y Carlos Chávez

Lamentablemente poco se ha escrito de este personaje que, habiendo llegado a la cúspide de su carrera, tuvo una muerte muy temprana acaecida en 1995 debido a un accidente aéreo. Es por eso que, como parte de la misión educativa de este blog, no quiero dejar que pase desapercibido el nombre de Eduardo Mata en esta plataforma, como uno de los mejores músicos de nuestro tiempo. 

 

El despertar musical de Eduardo Mata.

Su nombre de pila fue Eduardo Vladimiro Jaime Mata Asiain, quien nació un 5 de septiembre de 1942 en la colonia Roma de la Ciudad de México. Sin embargo, en 1947, su padre Federico Mata, originario de Oaxaca, consideró propicio que su familia se trasladara a su estado natal para la formación de sus hijos. Es ahí donde el joven Eduardo mostró un genuino interés musical. Se convirtió en asiduo espectador de la banda de música del estado que tocaba los domingos en el quiosco de la capital oaxaqueña. 

Así, “El Huracán Vladimiro” como le llamaban, comenzó sus primeras lecciones de piano y guitarra. La música era la medicina que lo tranquilizaba, ya que ostentaba un arrojado carácter temperamental que era difícil de controlar. Tenía una habilidad innata para moverse con la música, estableciendo gestos y movimientos con una varita en la mano. En ese tiempo también conoció su segunda gran pasión que llegó a combinar intensamente con la música: la aviación. 

 

Educación Musical.

Motivado por su interés musical, en 1953 Eduardo Mata regresa a la capital mexicana para ingresar al Conservatorio Nacional de Música (CNM), donde tuvo la fortuna de estudiar dirección y composición con maestros de la talla de: Carlos Jiménez Mabarak, Eduardo Hernández Moncada, Rodolfo Halfter, y sobre todo de Carlos Chávez, con quien formó parte de su prestigioso taller de composición y dirección orquestal aún siendo menor de edad. 

Carlos Chávez fue su gran influencia, y comúnmente se considera a Eduardo un sucesor de su batuta orquestal. Posteriormente, ingresa al Tanglewood Institute de Boston donde complementa su formación en dirección con Max Rudolf y Erich Leinsdorf, y composición con Gunther Schuller. Sin embargo, su faceta de compositor quedó un tanto relegada por su apretada agenda de conciertos, ya que pronto fue convirtiéndose en uno de los directores de orquesta más famosos del mundo.

 

El más grande director de orquesta mexicano.

Su primer compromiso se llevó a cabo con la Orquesta Sinfónica de Guadalajara (hoy Orquesta Filarmónica de Jalisco) en la década de los años 60 ‘s. En ese tiempo, el entonces rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, lo invitó a dirigir como director huésped la Orquesta Sinfónica de la Universidad, donde poco tiempo después se convertiría en el director de orquesta titular. Posteriormente, en 1972 cambiaría su nombre a la actual Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM).

Con la OFUNAM, llevó a la orquesta a divisar nuevos horizontes hasta convertirse en una de las mejores del país. Fueron memorables sus conciertos con los jóvenes en diversos recintos de la capital mexicana donde su carisma, entrega y profesionalismo se hicieron parte indeleble en la memoria de los mexicanos. Entre sus actividades culturales cabe destacar la fundación de la Sala Nezahualcóyotl en 1975, una de las mejores a nivel internacional. Ese mismo año, y siendo uno de los miembros fundadores de la Sociedad Mahler de México, dirigió el primer ciclo completo de las sinfonías de Gustav Mahler en México. 

Eduardo Mata salió de la OFUNAM en 1977 debido a recortes presupuestales y problemas con el sindicato, que lo limitaron en la libertad que tenía para abordar sus conciertos. Sin embargo, inmediatamente tenía las puertas abiertas en la ciudad de Dallas con la Dallas Symphony Orchestra, donde estuvo al frente por más de dieciséis fructíferos años. Cabe aclarar que también fue director titular con la Phoenix Orchestra de 1972-1978. 

Con la Dallas Symphony Orchestra, la llevó a ser un referente entre las mejores orquestas de los Estados Unidos y del mundo. A su vez, impulsó la construcción de una sala de conciertos magistral exclusiva para esta orquesta, el Meyerson Symphony Center  en 1989.

 

La actividad cultural y educativa de Eduardo Mata.

A pesar de sus compromisos internacionales, nunca dejó de lado su labor educativa con los jóvenes mexicanos a través de conciertos y programas culturales. Fue en esta época que visitó en Venezuela Sistema de Orquestas y Coros, con el cual quedó maravillado y con la inquietud de replicarlo en México. Así, fundó la Orquesta Carlos Chávez (hoy Escuela Orquesta Carlos Chávez), para formar a los jóvenes con una actividad musical vinculatoria que reconstruyera el tejido social. 

En México, siguió de cerca con una agenda cultural muy activa participando en el Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México, El Festival Cervantino, y fundó, en 1986, la orquesta Solistas de México, con la cual hizo música de cámara con la libertad que no tenía con las grandes orquestas. En 1984, ingresó al prestigioso Colegio Nacional, donde se convirtió en el segundo músico en pertenecer a dicha organización después de Carlos Chávez. Como miembro, participó en conferencias, ciclos de conciertos, y ciclos de ópera en Bellas Artes con una cartelera exclusiva y atrevida en su repertorio.

Al final de su vida llegó a dirigir a más de 117 orquestas, entre las que destacan la London Symphony Orchestra, Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, la Filarmónica de Berlín, Filarmónica de Viena, donde difundió de manera incansable la música de compositores latinoamericanos. 

 

Conclusión.

Eduardo Mata fue más que un director de orquesta; fue un embajador cultural que llevó la música mexicana y latinoamericana a los más altos escenarios internacionales. Su capacidad para conectar profundamente con la música y transmitir esa pasión a sus músicos y audiencias lo convirtió en una figura emblemática en la historia de la música clásica. A través de su trabajo, Mata dejó un legado imborrable que sigue inspirando a nuevas generaciones de músicos. Su vida y carrera son un recordatorio del poder transformador de la música y del impacto que un individuo comprometido puede tener en la cultura y la educación a nivel global. Aunque su vida fue truncada prematuramente, su influencia perdura, reafirmando su lugar como uno de los más grandes directores de orquesta de todos los tiempos.


Por Ernesto Tonatiuh

Director en la Academia de Formación Artística Música Proyecta.

Te invitamos a seguir leyendo en nuestro blog: “La Amada Inmortal de Beethoven” El enigma de amor que nunca vio la luz.

Bibliografía:

1.- “El Vuelo Musical De Eduardo Mata.” Relatos e Historias En México. January 30, 2019. Accessed October 21, 2021. https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/el-vuelo-musical-de-eduardo-mata.

2.- Documental Eduardo Mata. Youtube. 2012. https://www.youtube.com/watch?v=wMKMsL9ztFk&t=210s.

3.- “Eduardo Mata.” Wikipedia. March 15, 2021. Accessed October 21, 2021. https://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Mata.

 

 

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Eduardo Mata, el director de orquesta mexicano de altos vuelos.
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Eduardo Mata, el director de orquesta mexicano de altos vuelos.
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Sin temor a equivocarme, Eduardo Mata fue uno de los más grandes directores de orquesta de su época y uno de los más prominentes músicos de México.
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